«Balthasar ha conocido y reconocido la grandeza de los textos conciliares bajo todo punto de vista, pero también vio que [...] en el tiempo post-conciliar podría decirse de muchos católicos: su pensamiento parece interesante a costas de la verdad [...] Balthasar ha percibido con agudeza desde el inicio [del Concilio Vaticano II] ese fenómeno donde lo interesante se hace más importante que lo verdadero. Y él ha tomado posición frente a ellos con la rigurosidad de su pensamiento y de su fe. Nosotros reconocemos cada vez mejor que *Córdula o el caso serio *[1966] es un clásico de polémica objetiva, que se asocia dignamente a los escritos polémicos de los Padres de la Iglesia que nos enseñaron a distinguir entre gnosis y cristianismo. Ya en 1965 abrió el camino el pequeño libro ¿Quién es un cristiano? que entonces llamó la atención gracias a la claridad de sus parámetros que nos enseñaron a distinguir entre lo cristiano auténtico y los cristianismos fantásticos. Balthasar había realizado con Córdula lo que él había caracterizado como tarea de la revista Communio: ‹No se trata de bravura, pero sí de todos modos del coraje cristiano de exponerse›. Él se expuso y, seguramente, lo hizo en la esperanza de que sus toques de trompeta llamen al pensamiento teológico a volver a la sana objetividad».

Joseph Ratzinger