Hans Urs von Balthasar nos ofrece en estas páginas una meditación sobre los misterios del Rosario a partir de la plenitud del misterio cristiano de la salvación del mundo. En las palabras de su Nota final: «El fin de estas breves meditaciones […] es […] liberar el rezo del Rosario de un uso estrecho que es extraño al espíritu de María (lo cual conduce fácilmente a monotonías y uniformidades) y, siguiendo ese espíritu, alimentarlo con la plenitud de la realidad y de la acción de salvación de Dios por el mundo. En esa plenitud, la esencia y la acción de María es mediación: entre Dios y el mundo, entre Cristo y la Iglesia, entre espíritu y carne, entre los dos estados de vida eclesiales, entre el mundo de los santos y el de los pecadores. María está en el cruce de todos los caminos, para orientarnos. Pero la oración a la Mediadora solo tiene sentido si la realidad que debe ser mediada yace luminosa en el campo de visión del orante: la salvación del mundo realizada por Cristo, Hijo de Dios, nuestro Señor, que el Padre nos dona y que junto con el Padre derrama e infunde el Espíritu Santo en nuestros corazones».