Este tratado sobre la obediencia es una de las últimas obras dictadas por Adrienne von Speyr y puede valer como una mirada a través de su visión cristiana general. La obediencia pone todo en relación con todo: la obediencia en el cielo y en la tierra, en la Trinidad, en Cristo, en María, en la Iglesia y en los cristianos; o también: la obediencia en la encarnación, en la cruz, en la muerte y en el infierno, en la resurrección y en la ascensión a los cielos, en el Espíritu y en la Iglesia, en los dos estados.

Es decisivamente central que la obediencia solo puede ser hecha comprensible en su esencia cristiana si es descrita procediendo del amor y yendo hacia el amor, conteniendo y deseando en cada uno de sus actos solo el amor. En esta concreción habla Adrienne de un modo preciso y claro y, también, totalmente práctico: tanto para nuestro tiempo en general que casi ya no puede sentir hablar de obediencia y una tal visión de conjunto puede ayudar a liberarlo de su estrecha unilateralidad, como también para la persona particular que, en su propio estado, quiere vivir más profundamente el misterio de amor de la obediencia cristiana.

Según el Prefacio de Hans Urs von Balthasar