Es una alegría para Ediciones San Juan poder ofrecer al público de habla hispana una nueva edición y una nueva traducción de este pequeño libro. Si no os hacéis como este Niño es el último escrito de Hans Urs von Balthasar, publicado luego de su muerte. Con él concluye su fecunda tarea de escritor, su última bibliografía le asigna el número 113 de sus libros propios (Bibliographie 1925-2005, Freiburg 2005, p. 49). Esta es también su última palabra como teólogo e hijo de la Iglesia. Antes de morir, el Balthasar anciano, experimentado en la vida y probado en la fe, nos indica testamentariamente, con toda la simplicidad de la que era capaz, el centro primordial del ser cristiano: el ser niños, realmente niños, frente al Padre de nuestro Señor Jesucristo, gracias a la donación del Espíritu Santo. Esta es la voluntad, la intención primera y la esperanza última del Origen omnipotente de todas las cosas, que Jesucristo y el Espíritu de Amor común nos enseñan a llamar «Abbá, Padrecito». Que los hombres lleguemos a ser sus niños-hijos es la realización plena de su Gloria, de su Bondad y de su Verdad.
Balthasar acentúa, ya en el título, no solo el ser como niños, sino como este niño, es decir, como Jesucristo, el Hijo eterno del Padre, el Niño por excelencia, totalmente dependiente y obediente a su Padre y totalmente libre, creativo y maduro en su misión.
Es una alegría para Ediciones San Juan poder ofrecer al público de habla hispana una nueva edición y una nueva traducción de este pequeño libro. Si no os hacéis como este Niño es el último escrito de Hans Urs von Balthasar, publicado luego de su muerte. Con él concluye su fecunda tarea de escritor, su última bibliografía le asigna el número 113 de sus libros propios (Bibliographie 1925-2005, Freiburg 2005, p. 49). Esta es también su última palabra como teólogo e hijo de la Iglesia. Antes de morir, el Balthasar anciano, experimentado en la vida y probado en la fe, nos indica testamentariamente, con toda la simplicidad de la que era capaz, el centro primordial del ser cristiano: el ser niños, realmente niños, frente al Padre de nuestro Señor Jesucristo, gracias a la donación del Espíritu Santo. Esta es la voluntad, la intención primera y la esperanza última del Origen omnipotente de todas las cosas, que Jesucristo y el Espíritu de Amor común nos enseñan a llamar «Abbá, Padrecito». Que los hombres lleguemos a ser sus niños-hijos es la realización plena de su Gloria, de su Bondad y de su Verdad.
Balthasar acentúa, ya en el título, no solo el ser como niños, sino como este niño, es decir, como Jesucristo, el Hijo eterno del Padre, el Niño por excelencia, totalmente dependiente y obediente a su Padre y totalmente libre, creativo y maduro en su misión.