En el plan de su Trilogía Hans Urs von Balthasar ha dejado que la Estética teológica y la Teodramática se continúen por sí mismas en los tres volúmenes de la Teológica.

En sus propias palabras, ésta es una «reflexión sobre cómo puede ser expresado en palabras y conceptos el acontecimiento dramático para ser comprendido, anunciado y contemplado. Se trata, pues, de una reflexión metodológica posterior sobre lo que aconteció en la primera (Gloria) y en la segunda parte (Teodramática) y, también, sobre lo que puede surgir de ese hecho, porque Dios ha pronunciado definitivamente su Palabra (Logos) en el tiempo y, por otra parte, porque la lógica tiene una relación esencial con el Logos» (de “Sobre su obra”).

El estudio Verdad del mundo, escrito en los años cuarenta e integrado como primer volumen de la Teológica en 1985, abre el acceso filosófico a una comprensión de la verdad específicamente cristiana. Se trata aquí de representar la unidad de lo teorético, ético y estético, del lado natural y personal de la realidad, de la verdad como de-velamiento (aspecto griego) y como confianza y fidelidad (aspecto hebreo), de la actitud verdadera como justicia y como amor. Para Balthasar era importante hacer visible y comprensible que el ser y el sujeto son en su aparición siempre más ricos y profundos que su aparición, que la historicidad, la perspectiva y la esencia dialógica de la verdad ya está en lo más profundo en el diálogo entre el Creador y su creatura, que el buscar del hombre ya se encuentra protegido en Dios y ya es encontrado por Dios. De este modo, algo de la luz de la revelación cristiana brilla en el objeto de la filosofía. Éste, siendo así iluminado, permanece –no obstante– verdad del mundo. Según el autor, la filosofía fue viva en el ámbito pre-cristiano sólo si en su punto culminante era al mismo tiempo teología. Y en el ámbito cristiano, la filosofía puede permanecer viva y fecunda sólo si permanece en un diálogo apasionado con la teología, en una disponibilidad que deja que la teología le muestre sus mismas implicaciones teológicas más profundas.