En este libro (nacido en 1969 como contribución al manual de teología Mysterium Salutis), Balthasar elige acceder al dogma originario del cristianismo a través del Triduo santo: Jesucristo ha redimido al mundo por la cruz, el descenso al infierno y la resurrección, y así ha revelado a Dios como amor trinitario. Balthasar emprende aquí una «compenetración auténticamente teológica» de los misterios particulares de la salvación. Utiliza un principio contemplativo y bíblico que aúna las narraciones de los Sinópticos con las interpretaciones teológicas más profundas de san Pablo y san Juan. Contemplando el misterio central, deja que se vuelva trasparente el horizonte trinitario y su consecuencia eclesial y, gracias a su pensamiento comprensivamente sintético, intenta unir los distintos aspectos particulares del misterio. Junto a la Escritura, también da la palabra a la tradición, en especial a los Padres de la Iglesia. En este contexto, un objetivo central del autor es la integración de la teología concreta de los santos y de los místicos –en especial de Adrienne von Speyr– en la teología dogmática, pues los santos dejan ver del modo más trasparente el «pro nobis» de la acción salvífica.