Simplificar significa hacerse sencillo concentrándose en el origen o hacer algo sencillo reconduciéndolo al origen. Este pequeño libro, publicado por primera vez en el año 1969, quiere proponer «caminos de unificación cristiana» y comienza con estas palabras: «Hoy debemos hacer la prueba de ver cómo se relaciona la riqueza cristiana íntegra (sin pérdida ni daños) con su origen: la pobreza indecible del Amor divino, encarnado, crucificado».
El autor nos dice en su «Informe» de 1975 (en Sobre su obra) que en Einfaltungen «se trata de mostrar que no existe ninguna teología sin espiritualidad, que la multiplicidad de las disciplinas teológicas sólo pueden existir por la fuerza de la unidad del saber teológico, que ya la multiplicidad de las teologías bíblicas sólo son aspectos parciales de la unidad –subsistente en el Espíritu de la Iglesia pero nunca sistematizable– de la verdad divina y hacia ésta convergen conscientemente, que la multiplicidad de los dogmas sólo es una meditación –desde todos lados– del único ‹dogma›: Jesucristo. Resulta así evidente que el arte cristiano de la integración (en la catolicidad) es algo muy distinto de lo que hoy prefiere llamarse ‹integralismo›».