Este cuarto volumen de los Ensayos, dedicado a su amigo, el filósofo Ferdinand Ulrich, lleva por título el motivo principal que suena a través de sus variados estudios, dándole a la obra una unidad clara, que nunca pretende ser sistemática.

El tema (Espíritu e institución) visto desde tantos puntos de vista es uno «que hoy toca de modo central a la Iglesia y a los cristianos. En la ruptura de los dos aspectos del título radica también la razón de muchas dificultades y parálisis de la vida cristiana. Y porque es muy difícil volver a unir los dos momentos una vez separados, nosotros preferimos intentar contemplarlos a partir de la esfera santa originaria donde ellos están sanamente unidos fecundándose mutuamente. Nunca acontece una verdadera reforma aglutinando pedazos rotos, sino que: ‹Del tronco de Jesé un vástago saldrá y un retoño de sus raíces brotará› (Isaías 11,1)».

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