Este estudio (del año 1956, reeditado como volumen VII de la Edición de estudio de los primeros escritos de Balthasar)  comienza en el concreto ámbito de tensiones entre ciencia, religión y cristianismo. En estos ámbitos, el hombre se presenta, tanto en su interior cuanto en el cosmos y la naturaleza, como un ser sin morada y sin protección que tiene la capacidad de configurar el ambiente que le rodea por medio de la técnica. (Alois Haas, Introducción)

Balthasar intenta responder cristianamente a ese expuesto desarraigo del hombre de hoy: la situación finita del hombre puede moverlo hacia una apertura real hacia la infinitud real en Cristo.

En el «Informe» de 1965 (en Sobre su obra, Balthasar se pregunta: «¿Tiene sentido aclararle al hombre de hoy su especial situación religiosa delimitándola frente a la situación del pasado? Quizá hasta un cierto grado. Yo he emprendido este intento en «La cuestión de Dios en el hombre de hoy». El resultado me desilusionó. Y así surgió la idea de presentar tanto al hombre de hoy como al de ayer lo irrecuperable del cristianismo en una figura de algún modo acabada. Así fue madurando el plan de una trilogía, plan que de ningún modo podré acabar, porque su primera parte, la Estética teológica, ya demanda unos cuatro gruesos volúmenes, detrás de los cuales me estarán esperando en vano la Dramática y la Lógica teológicas».