Con motivo del octogésimo cumpleaños de su maestro y amigo de toda la vida, Henri de Lubac, Hans Urs von Balthasar presenta una mirada de conjunto de su obra. De Lubac fue un teólogo incansablemente creador. Para el profano, su obra aparece dividida en varios temas. Quien es capaz de investigar las líneas interiores que le dan unidad, ve con asombro que los temas fundamentales no sólo están unidos entre sí, sino que han surgido ya en su juventud a partir de una visión unitaria que hoy es más actual que nunca: «El papel de un dinamismo incontestablemente positivo en el conocer y en el querer de la creatura que, más allá de todas las realizaciones positivas intramundanas, pero también más allá de todas las ‹cancelaciones› de una ‹teología negativa›, tiende con fuerza hacia un fin necesario, pero inalcanzable ‹desde abajo›».

Según von Balthasar, los escritos de Henri de Lubac no son manuales de teología, «sino un intento acabado de presentar al hombre de hoy el espíritu del catolicismo, para que el cristianismo pueda aparecer creíble tanto en sí mismo y en su desarrollo histórico como en el diálogo con las formas principales de otras interpretaciones del mundo, e incluso para que el ser cristiano ose proponerse como la única solución total (‹católica›) al enigma de la existencia».