«De los innumerables temas candentes sólo hemos elegido unos pocos. Algunos están en la superficie de la actualidad, otros en la profundidad de lo esencial. Algunos deben contentarse con una breve indicación, otros exigirían una reflexión más amplia. No se crea que aquí todos ellos den por resultado algo bien acabado, muchas veces chocan unos contra otros en este espacio reducido. Sí Jesús es convincente, ¿por qué está tan ausente? Y si se acentúa su ausencia, ¿cómo puede hablarse, inmediatamente después, de su presencia en la Iglesia? Mucho de lo dicho sobre los estados eclesiales no cuadra a primera vista. Y así ha de ser. Ni la teología ni la vida eclesial forman un sistema cómodamente observable. Pues, cuando Dios realmente entra en juego, para la razón humana se acumulan las paradojas».