En nuestro tiempo, pobre en fe y oración, la clara espiritualidad de este libro es muy valiosa. Sin anteponer una mirada apologética o pedagógica, en todos sus aspectos la mirada central es siempre determinante: nosotros, al rezar, participamos en el diálogo de la Trinidad, en el encuentro con Dios somos «huéspedes invitados al gran banquete».
Adrienne von Speyr ve las formas fundamentales de oración en el orar de los profetas, de la Madre del Señor y de los Santos y al mismo tiempo acentúa la unión, la communio, de los orantes entre sí. No obstante, el libro no quiere dirigirse a determinados adelantados espirituales. Su hablar fresco, sintético y preciso toca inmediatamente a la vida diaria con sus problemas y necesidades, quisiera ayudar a que todo principiante –si tan solo aporta su grano de mostaza de fe– comience a intuir la realidad de la oración como el auténtico espacio existencial del hombre.