Todo lo terreno está inscrito en la arena de lo transitorio, pero el hombre lleva en sí el deseo de aportar en la caducidad del tiempo algo imperecedero. Tal es la paradoja con que la muerte, esa realidad tan común y al mismo tiempo tan incomprensible, nos enfrenta cada día. En estas «meditaciones sobre el misterio pascual» (así el subtítulo), Hans Urs von Balthasar sigue las huellas de dicha paradoja; su respuesta, a la luz de la Escritura y de los Padres de la Iglesia, sitúa el misterio de la muerte en el corazón mismo de la fe cristiana.
Todo lo terreno está inscrito en la arena de lo transitorio, pero el hombre lleva en sí el deseo de aportar en la caducidad del tiempo algo imperecedero. Tal es la paradoja con que la muerte, esa realidad tan común y al mismo tiempo tan incomprensible, nos enfrenta cada día. En estas «meditaciones sobre el misterio pascual» (así el subtítulo), Hans Urs von Balthasar sigue las huellas de dicha paradoja; su respuesta, a la luz de la Escritura y de los Padres de la Iglesia, sitúa el misterio de la muerte en el corazón mismo de la fe cristiana.