メニュー
Dios y el sufrimiento
Quizá no exista una pregunta más angustiante para el hombre que esta: ¿cómo puede un Dios, en caso de que exista, permitir el sufrimiento espantoso del mundo, y presenciarlo a lo largo de siglos y milenios mientras va continuamente pasando ante sus ojos? La humanidad ha escuchado toda clase de respuestas, infinidad de veces, y frente al peso de la pregunta siempre las ha encontrado demasiado ligeras y las ha rechazado. Pues esta pregunta es como una herida mortal que permanece abierta y para la que no existe remedio. Pero, si no tiene cura, ¿no se debería buscar, al menos, algún sedante, algún paliativo? Esto lo hacemos todos, todo el tiempo. Habrá que investigar si estos remedios son suficientes y en qué medida lo son. Su oferta es amplia y algunos los toman ansiosamente; y ya que no existe una cura total, al menos sirven como una solución provisional. Tendremos que examinar en detalle los estantes de esta farmacia humana.
Más allá de todo fármaco humano Dios ofrece en Jesucristo su propia medicina, diferente de todas las demás. Si ella es digna de ser recomendada y es capaz de demostrar su eficacia, también habrá que examinarlo. Pero, aun suponiendo que sea la más aceptable, ¿no sigue quedando abierta, en el fondo, la pregunta inicial: cómo puede un Dios, ahora el aparentemente bondadoso Dios de Jesucristo, hacer las paces con esta masa desmedida de sufrimiento del hombre y del mundo? ¿No es aplastado por esa desmesura? ¿No es la pregunta que ante Él clama al cielo más fuerte que cualquier respuesta que pueda esperarse de ese más allá?
Los intentos del hombre
El árbol del dolor está infinitamente ramificado. Ya en sus raíces, pues el sufrimiento humano está profundamente entrelazado con el sufrimiento de los animales; estos viven persiguiéndose unos a otros y devorándose unos a otros, luchando en constante temor por su existencia y siempre, en algún momento, acaban sucumbiendo: ante el enemigo, ante la enfermedad, ante la vejez y la muerte. «En efecto, la creación fue sometida a la caducidad» (Rm 8,20), precisamente cuando quiere conservarse, aun «evolucionar». El hombre hereda ese dolor natural y lo ahonda por su ser consciente, sea que el dolor irrumpa desde el exterior como una catástrofe natural o desde el interior de su débil organismo, sea que lo experimente de un modo físico como hambre y enfermedad o de un modo espiritual en la experiencia del odio, la soledad, la pérdida de esperanza ante el sentido de la vida. Se puede entender que algunas cosmovisiones interpreten todo placer y alegría como algo superficial (quizá engañoso), y el sufrimiento como el fundamento que verdaderamente sustenta la realidad del mundo. Y quien quiera volverle la cara no puede menos que ver ante sí el fin seguro que le espera, y así «pasar toda su vida sometido a la esclavitud, por temor a la muerte» (Hb 2,15). ¿Qué actitud puede adoptar el hombre ante al sufrimiento? Una triple.
ハンス・ウルス・ フォン・バルタザール
の一部公開:
Die Antwort des Glaubens
読む
キーワード
書籍説明
言語:
スペイン語
原語:
ドイツ語出版社:
Saint John Publications翻訳者:
Juan Manuel Sara年:
2023種類:
抜粋
その他の言語