Adrienne von Speyr fue agraciada con una cercanía especial a la Madre de Dios y al Hijo encarnado. Por eso su figura está marcada por el “y” católico: fue esposa y fundadora de una comunidad consagrada, médico y autora espiritual, valiente y de corazón infantil, en fin, le fue dado vivir “en el cielo y en la tierra”. Y por eso su misión fue vivificar los misterios cristianos para nuestro tiempo, con su vida y su palabra.
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