Comenzando con Abraham y llegando hasta la Madre del Señor, Adrienne von Speyr traza treinta y cuatro retratos de las figuras más importantes de la Antigua Alianza. En su singularidad y a través de los eventos de su historia, se convierten en portadoras de los propios actos de la revelación divina. Esto ocurre al ponerse al servicio de la misión que Dios les encomienda, una gracia siempre sorprendente, que no puede calcularse ni deducirse de antemano: «La naturaleza es y no deja de ser barro en las manos de Dios, y nadie más que Dios sabe cuál es la forma que Él sacará de ti y de mí». Por lo tanto, contemplar estas figuras implica, más allá de los sucesos externos, observar cómo se comporta el ser humano bajo la mano configuradora de Dios, y aprender cómo debemos responder con serena y humilde entrega a la tarea que Él nos confía.
Comenzando con Abraham y llegando hasta la Madre del Señor, Adrienne von Speyr traza treinta y cuatro retratos de las figuras más importantes de la Antigua Alianza. En su singularidad y a través de los eventos de su historia, se convierten en portadoras de los propios actos de la revelación divina. Esto ocurre al ponerse al servicio de la misión que Dios les encomienda, una gracia siempre sorprendente, que no puede calcularse ni deducirse de antemano: «La naturaleza es y no deja de ser barro en las manos de Dios, y nadie más que Dios sabe cuál es la forma que Él sacará de ti y de mí». Por lo tanto, contemplar estas figuras implica, más allá de los sucesos externos, observar cómo se comporta el ser humano bajo la mano configuradora de Dios, y aprender cómo debemos responder con serena y humilde entrega a la tarea que Él nos confía.